Todo gira confusamente dentro de mi cabeza como si estuviera de borrachera. O peor aún, con resaca por compañera. Cuando todo lo que tengo es una melancolía que ni yo me la creo, ni me la dejo de crear.
Hasta la cuenta de las veces que he mirado el móvil he perdido, pensando que me habías escrito, sintiéndolo temblar, sin darme cuenta que quien tiembla soy yo al recordar tu cuerpo encima del mío, o debajo.
Me siento como un niño pequeño que se ha hartado de comer y tiene que decidir si quiere postre también, o no. Tan empachada estoy de ti que ya no sé si puedo vomitar más aunque quiera, comer. O vomitar.
He cerrado los ojos para no recordar recordarte y al volverlos a cerrar ahí estabas, esperándome. Con esa sonrisa tuya que sana todo mi mal y que a la vez es causa de mi disfunción si no estás.
Ya no sé qué esperar, si desear que esto termine o que echemos de una vez a volar.
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