¿Qué tiene Macarena en la cabeza?

Partículas adheridas a mi melena:
estrellas y granos de arena.

Who and Me

Only you. And Me. Y la lluvia ácida que te destroza la cara, te derrite los huesos y te cala hasta el (co)razón. Arde. Quema. Hiela.

A veces se controla, otras en cambio te vuelves la peor de las personas. Más corroída por dentro que por fuera. ¿Cómo tener orgasmos así? ¿Cómo fingirlos? Ha llovido tanto que se ha apagado todo, los sentimientos y las ganas de sentirlos.               

Autómata.               

Hacer por hacer, inercia de (mi) vida. Quererte por querer quererte, como ruedan las ruedas, porque es su cometido, así es el mío, en esto me metí yo solita a pesar de los pesares y así ha de terminar. 

A pesar de mis pesares.

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No me escondo

Odio a quienes por hacerse una cresta 
se creen punkys.
Odio a quienes por decir 'te quiero' 
se creen enamorados 
y odio a quienes creen esas palabras 
pensando que ya todo va a salir bien.

Vorágine de palabras fraudulentas 
que atormentan nuestras vidas.
Azote de plagio sentimental
que nos mantiene mermados 
en esta sociedad de la soledad
a la que intentamos engañar 
compartiendo cama y descendencia.

Estar acompañado no es estar en pareja.
Ni siquiera estar en pareja
implica que te quieran
porque todo es mentira,
desde tu cresta
hasta su 'te querré toda la vida'.


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Terceras navidades sin Ella

A Ella. Que me hizo ver la luz por primera vez y sin la que vivo rodeada de tinieblas.

Empacharme de recuerdos y de azúcar

hasta que abrasen mi esófago

la soledad y la amargura.

Ningún padre quiere sobrevivir a sus hijos pero nadie habla del drama de ver morir a una madre. Verla consumirse como una vela a la que no le queda más cera para iluminar y termina por apagarse, dejando como único recuerdo un hilo de humo que baila en el ambiente hasta disiparse del todo.

Un paquete de patatas fritas y una copa de vino no es todo el consuelo que necesito para sosegar este sentimiento.

Porque la hinchazón de estos ojos no me permite ocultar que tengo el alma rajada, el corazón apaleado y la sonrisa fingida.

Terceras navidades sin Ella.

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No sé, es muy frío.

El silencio es el olvido,
el silencio es la ausencia,
la no existencia
de ningún cariño.
La leyenda urbana
de que alguna vez fui alguien,
y por no ser,
no fui quien te tocó las entrañas
con aquella sonrisa,
me ilusioné deprisa
y ya no queda nada.



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¿Qué hago con ella?

A este miedo se le suma la duda,
¿hago bien tomando esta decisión?
¿no será otra vana ilusión?
Si antes brillaba, ahora se torna oscura.

No sé qué hacer con esta ocasión
que se presenta turbia y dura,
mi alma ya no ve que sea tan pura
y que de ésta salga ileso mi corazón.



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Ya no es lo mismo

Caen las persianas

con atronador sonido

ante la idea de despertar

y que no estés conmigo.

Cerrar los ojos

y no pensar

que todo

cuanto quiero

es vomitar

y no quedarme nada dentro,

dejarlo diáfano,

minimalista, hueco.

Porque si tú no estás

me sobra el resto

aunque suene a

típico tópico texto.

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